Decía Larra que “Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta.” Madrid es una gran villa que tiene muchos rincones ocultos a simple vista, muy próximos a los madrileños y que éstos desconocen a pesar de pasar por ellos habitualmente.
El Ratón Pérez es madrileño
Su domicilio está en la Calle Arenal número 8. Allí vive en una gran caja de galletas de la confitería Prast con toda su familia. Tiene una casa museo que es visitable donde guardan dientes de personajes tan ilustres como Isaac Newton. Su origen se remonta a cuando el rey Alfonso XIII era un niño y el jesuita Coloma escribió este cuento para él cuando se le cayó su primer diente.
El rinoceronte de la calle de la Abada
En 1501, el gobernador de Java regaló a Felipe II un rinoceronte hembra. Entonces los rinocerontes se llamaban abadas, palabra originaria del portugués. El rinoceronte fue exhibido en un corral y atrajo a buena parte de los madrileños que no querían dejar de ver un animal nunca imaginado.
Este rinoceronte dejó un gran recuerdo que dio nombre a la actual calle que desemboca en la Gran Vía.
El Edén está en Montera
En pleno centro de Madrid, se esconde un precioso oasis urbano en forma de jardín secreto. Subiendo a la azotea de la tienda Salvador Bachiller, encuentras un hermoso jardín salido de Alicia en el País de las Maravillas. Al igual que en la obra de Lewis Carrol, las tazas de té nos dan la bienvenida. Esta tetería nos acoge y nos resguarda del ruido y el bullicio de las cafeterías madrileñas.
Madrid es algo más que museos y guías turísticas
La librería más antigua de Madrid
En un momento en que lo digital parece devorar a los libros en papel, un pequeño rincón de Madrid resiste al invasor. ¿El lugar? La Librería de San Ginés.
Ubicada en un pequeño pasadizo que lleva a la Calle Arenal, se trata de un comercio que lleva colmando las necesidades de los lectores desde mediados del siglo XIX.
En este sitio podemos encontrar libros antiguos y obras de segunda mano a precios de otra época.
Minerva vigila Madrid desde lo más alto del Círculo de Bellas Artes
El Círculo de Bellas Artes tiene una huésped muy especial. La diosa Atenea observa atentamente a los madrileños desde una posición privilegiada.
La estatua dedicada al diablo
Paseando por el Retiro, los visitantes pueden encontrar la única estatua dedicada al demonio: el Ángel Caído.
Más de un siglo después nos sigue hipnotizando por su fuerza.
A pesar de ser una ciudad internacional, Madrid sigue guardando secretos
La calle que trajo la Primera República a España
La calle del Turco ( la actual Marqués de Cubas) ha pasado a la historia de España por un asesinato: el del General Prim. Tras la Revolución de la Gloriosa y la huida de Isabel II, Prim le ofreció la corona a Amadeo de Saboya. El día anterior a su llegada, el general Prim fue asesinado. En 1873 Amadeo I abandona el país para no volver jamás y se proclama la I República española. A raíz de estos acontecimientos, nace la coplilla en la Calle del Turco.
El púlpito de Cuchilleros
El día de Madrid nació en Cuchilleros. Desde la plaza Mayor por Cuchilleros, existe un pequeño balcón detonante en la historia madrileña. Desde allí, el fraile Antonio, del Convento de San Gil, arengó a los madrileños para que se sublevasen contra los franceses.
El Relojero de la Calle de la Sal
En la calle de la Sal, junto a la Plaza Mayor, se halla la antigua relojería de La Sal, fundada en 1880. Desde 2010 un relojero nos da la bienvenida desde los alto de un carrillón. Diseñado por Mingote, el reloj da la hora a ritmo de chotis y de zarzuela.
La Posada del Peine
A pocos pasos de la plaza Mayor está el alojamiento de huéspedes más antiguo de Madrid. Más de cuatrocientos años de historia nos contemplan desde la calle Postas. Debido a las estrechas habitaciones, se popularizó la frase “esto parece la Posada del peine” para describirla.
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